Instalación realizada bajo el nombre del colectivo Marco y Guarín, (con Juan David Galindo Guarín) en el marco del festival “Recreando ruinas” en la fábrica de creación La Escocesa. Ocupamos uno de los espacios abandonados de la fábrica para realizar esta pieza en la cual, nos encerramos en un rectángulo de escombros de 63 metros cuadrados y realizamos un ejercicio de limpieza y clasificación de todos los deshechos allí encontrados, para después generar una serie de estructuras y ordenaciones de la materia. 
Ensayo del despojo.
63 metros cuadrados de organismo.
2019
Escombros, restos orgánicos, pala, rastrillo, cubo, guantes, mascarillas, metales.


“Aunque un objeto pueda ser tan destruido que no pueda ser reconocido como tal ni conserve un ápice de su identidad, su materia perdurará aún en descomposición o transformación continua.” (Blanca Callén)
Mientras el humano quiere preservar en el tiempo ciertas estructuras, la materia solo se desarrolla en el devenir constante de un estado a otro.  De igual forma todo objeto supone la continuidad de un flujo, todo flujo es la fragmentación del objeto.
De la arena al ladrillo, del ladrillo  al polvo. Del mineral al cemento, del cemento a la estructura, de la estructura  a la pared, de la pared a la ruina, de la ruina a la piedra. Al ingresar en esta nave industrial nos encontramos con  63 metros cuadrados de suelo no pavimentado. Nos enfrentamos a una montaña de ruinas, un cúmulo de materiales y restos de objetos. Un estado de la materia que nos enfrenta a un ruido visual indescifrable.  Decidimos comenzar un proceso de limpieza, orden y clasificación de los residuos, despojos, fragmentos de materiales que se hallaban en el espacio. Sin pactar un orden, seleccionamos los materiales, reconstruimos e inventamos con ellos,  a modo de reparación, nuevas estructuras para que residan, y nos recuerden lo que fueron, o nos hagan olvidarlo por completo. Un juego que oscila entre memoria y olvido.
Desenterrando cristales, azulejos, piedras, hierros, porcelanas, excrementos, hicimos una relectura del estrato, hicimos arqueología.  Lo que encontramos nos llevó a pensar, inevitablemente, en una existencia anterior. La organización de esa materia desmembrada, que formaba parte de una estancia completa, nos remite al tiempo y a la acción pasada.
Concebimos este rectángulo de tierra como una dimensión de vida abyecta, todo lo que se encuentra en su interior esta en un proceso constante de disgregación. Estos 63m2 de organismo funcionan como un umbral. Dan lugar al estado presente de materias en un devenir constante. En unos meses este espacio formará parte del conjunto de talleres para artistas de La Escocesa, por ello será pavimentado, una masa compacta de cemento cubrirá la capa superior, dejando enterrados y atrapados los millones de fragmentos que (des)componen este organismo. Aunque esta capa se cristalice como suelo firme, que perdurará por años, tarde o temprano surgirá la fisura.
“Lo residual, la basura es algo reconociblemente fuera de lugar, una amenaza al buen orden por que aun guarda cierta conexión,  “media identidad”, de su estado anterior y es ese estar a medio camino entre un origen aun reconocible y un porvenir decadente lo que hace al residuo amenazante y peligroso.” (Mery Douglas).


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